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NUESTRA SOCIEDAD

LA CLASE MEDIA: EL CAMINO A LA TRANSFORMACIÓN

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Para pensar en cómo fortalecer la democracia y la participación en Colombia es necesario tener en cuenta las necesidades y las ambiciones de la gran mayoría de colombianos, que pertenece a la clase media

Andrés Casas y Camilo Herrera

Bogotá

*Casas es investigador principal de la World Values Survey (WVS) para Colombia, e investigador del Centro de Normas Sociales y del Laboratorio de Neurociencias para la Paz y los Conflictos de la Universidad de Pennsylvania. Méndez es candidata doctoral y asistente de investigación en el departamento de Ciencia Política en Texas A&M University. También es coinvestigadora principal de la WVS en Colombia.

¿De qué clase es usted? Esta es una pregunta muy difícil de hacerle a una persona, pues, dependiendo de cuán importante es para alguien ser de una “clase” u otra, puede ser un motivo de ofensa o de orgullo. La clasificación en clases sociales ha sido un debate mundial desde su planteamiento a finales del siglo XIX y, a decir verdad, todavía no hay criterios que permitan saber precisamente quién pertenece a qué clase.

Sin embargo, según lo acordado socialmente, se puede hablar de tres posibles clases: la clase baja, la clase media y la clase alta. Esta clasificación no está sujeta únicamente al ingreso o a la riqueza de la persona, también está relacionada con su nivel de conocimiento y de “cultura”, un término aún más complejo que se suma al debate sobre qué define a los grupos como una clase.

Esta división de clases es artificial y obedece a una estructura social que resulta de la división del trabajo y la propiedad. Siempre ha habido oficios mejor pagados que otros, lo cual ha sido el germen de las diferencias de ingresos.

A esto se han sumado el poder y la fuerza y la consolidación de las diferencias en la riqueza, permitiendo que casas o familias controlen el poder por un largo tiempo, que acumulen no solo tierras y capital, sino también conocimiento, y que reúnan prácticas y normas que los hacen verse como de “clase alta”. Recordemos el famoso París del 5 de mayo de 1789 en que la corte de Luis XVI disfrutaba de sus banquetes, mientras que la mayoría de las personas –“el pueblo”– moría de hambre.

Así, después de muchos ires y venires, el mundo se ha divido en clases, para bien y para mal. Y Colombia no ha sido la excepción; es más, el país ha incluido en este proceso los estratos socioeconómicos, que confunden aún más el debate y hacen que las personas queden clasificadas, sin que realmente se sepa mucho de ellas.

Estos cambios culturales y económicos de los últimos años han producido la necesidad de entender mejor el proceso y no tanto el resultado: pues alguien puede afirmar que es de clase media o el propio gobierno puede imponerlo mediante un método definido. Pero nada de eso explica qué significa serlo, qué implicaciones tiene, y mucho menos qué distingue a la clase media de otras clases.

ES NECESARIO EXPLICAR QUÉ SIGNIFICA SER DE CLASE MEDIA, QUÉ IMPLICACIONES TIENE, Y SOBRE TODO QUÉ LA DISTINGUE DE OTRAS CLASES SOCIALES

Pensar en el futuro

Desde los años noventa, en Colombia se han venido incorporando las herramientas de la Encuesta Mundial de Valores (EMV) en el desarrollo pionero de estudios sobre cultura y en la comprensión de los cambios económicos y socioculturales en el mundo. El país entendió que las mediciones puramente financieras y de producción no explicaban bien lo que estaba pasando. Desde que participó por primera vez en la tercera ola de la EMV (1995-1997), esta ha servido como punto de partida para importantes iniciativas locales como la Encuesta de Cultura Ciudadana de Antanas Mockus y Corpovisionarios, el BARCAS de John Sudarsky, el trabajo de María Mercedes Cuellar titulado “Colombia: un proyecto inconcluso: valores y capital social, y el Proyecto Latinoamericano de Opinión Pública (LAPOP), que en Colombia lidera la Universidad de los Andes. Otras encuestas sobre cultura han usado a la EMV como una referencia para sus formularios, cuya más reciente innovación se dio en 2013 con el estudio regional realizado por Giraldo, Casas, Méndez y Eslava titulado “Valores, Representaciones y Capital social en Antioquia” con el apoyo de la Gobernación de Antioquia, la Universidad EAFIT y SURA.

Entre 2001 y 2005, Raddar y el Centro de Estudios Culturales (CENEC), con el apoyo de McCann Erickson, desarrollaron por primera vez el Estudio Colombiano de Valores que actualizó al país en la quinta ola de la EMV. Este último trabajo produjo tres volúmenes que, bajo el título “Nuestra identidad: estudio colombiano de valores”, condensan un insuperable conjunto de voces sobre el cambio cultural y sus efectos en una variedad de temas cruciales en el país.

Por primera vez en su historia, y con el fin de contribuir al fortalecimiento de las familias de clase media en Colombia, Comfama invitó a la World Values Survey Association y a RADDAR a realizar, con el apoyo de Invamer-Gallup, una caracterización de los principales rasgos de la clase media como parte de la séptima ola de la Encuesta Mundial de Valores (EMV-7).

Al segmentar la muestra pensando en la clase media, encontramos que Colombia está compuesta por la diversidad poblacional con características, comportamientos, sueños y percepciones diferentes; es decir, que es imposible pensar en un colombiano promedio. Este hallazgo aparentemente obvio suscita preguntas muy importantes para nuestro desarrollo y la comprensión del proceso social en que nos encontramos.

¿CÓMO ES LA CLASE MEDIA? UNA APROXIMACIÓN SOCIO-DEMOGRÁFICA

LOS ENTREVISTADOS SON:

55%

NO PERTENECE A NINGUNA RELIGIÓN.

7%

ES VÍCTIMA DEL CONFLICTO ARMADO

EN LA VÍA DEL EMPRENDIMIENTO Y LA AUTORREALIZACIÓN

Revista Arcadia

La clase media se mueve hacia valores posmaterialistas, que privilegian el espíritu del ahorro y la cultura del trabajo.

FORTALECER LA AUTONOMÍA Y LAS ASPIRACIONES SON LA CLAVE.

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La clase media muestra cada vez más similitudes con actitudes de autoexpresión propias de la clase alta, alejándose así de valores tradicionales y valorando las actitudes democráticas desde una posición de centro. Constituye la retaguardia de un sistema democrático en tensión, valorado pero desconocido, percibido como corrupto.

LA CLASE MEDIA ES SENSIBLE A LA INSEGURIDAD MATERIAL, FACTOR QUE CONSTITUYE UN LASTRE PARA EL DESARROLLO Y LA DEMOCRACIA.

Revista Arcadia

La clase media tiene menos niveles de satisfacción con la vida y no percibe una mejora frente a sus padres.

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En relación con las condiciones materiales de acceso a dinero, medicamentos y comida, los colombianos de clase media se parecen más a la clase baja. No poder dar a sus hijos una buena educación es la preocupación de cerca de la mitad de las personas de clase media.

LA CLASE MEDIA TIENE MAYORES NIVELES DE CONFIANZA EN EL GOBIERNO NACIONAL Y LOCAL. CABE DECIR, SIN EMBARGO, QUE LOS PROMEDIOS SON BAJOS PARA TODAS LAS CLASES. POR OTRA PARTE, LA CLASE MEDIA PROMUEVE ENTRE LOS MÁS JÓVENES LA ENSEÑANZA DE VALORES PROSOCIALES COMO LA GENEROSIDAD Y LA TOLERANCIA.E

SON LOS MÁS CONECTADOS

La clase media usa internet en mayor medida para informarse de lo que pasa en el país y el mundo.

Revista Arcadia
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SON MENOS PARROQUIALES Y MÁS ABIERTOS AL MUNDO

Aunque la religiosidad es un aspecto muy importante, en comparación con las otras clases, la clase media se mueve hacia una visión más secular del mundo, valora más la ciencia y el uso de la tecnología en su vida

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Entre la angustia y la esperanza

Esta clase media se define de muchas maneras y tiene una serie de percepciones, valores e imaginarios que dejan ver que no es estática, que se mueve hacia valores posmaterialistas, aquellos que privilegian el espíritu del ahorro y la cultura del trabajo y que valoran el emprendimiento y la autorrealización. Las tres clases sociales dan igual importancia a tener casa (98 %), educarse(99 %)y tener carro(42 %). Estas primeras observaciones permiten pensar que fortalecer la autonomía y las aspiraciones de las personas puede ser un factor clave para preservar y fortalecer a las familias de clase media.

Según la EMV-7, los integrantes de la clase media colombiana muestran cada vez “más similitudes con actitudes de autoexpresión propias de la clase alta”, y se alejan así de valores tradicionales, valorando ahora, por ejemplo, las actitudes democráticas desde una posición de centro. Al igual que la clase alta, en materia de género perciben más igualdad entre los hombres y las mujeres en escenarios laborales. Por sus preferencias, la clase media constituye la retaguardia de un sistema democrático en tensión, valorado pero desconocido, y percibido como corrupto.

La clase media muestra mayores niveles de confianza en el Gobierno Nacional y local, aunque los promedios de todas formas son bajos. Sin embargo, la clase media promueve la “enseñanza de valores prosociales”, como la generosidad y la tolerancia, entre los más jóvenes. Aquí, en el fomento de la confianza interpersonal e institucional, puede encontrarse una tarea para reducir la incertidumbre de estas familias.

La clase media es sensible a la inseguridad material,y esto constituye un lastre para el desarrollo y la democracia. En relación con las condiciones materiales de acceso a dinero, medicamentos y comida, los miembros de la clase media colombiana se parecen más bien a los de la clase baja. No poder dar a sus hijos una buena educación es la preocupación de casi la mitad de las personas de clase media. A esto se suma que quienes forman parte de la clase media muestran menores niveles de satisfacción con la vida y no perciben una mejora al comparar su situación con la de sus padres. El 63 % tiene miedo de perder su trabajo. Tal vez por esta razón los encuestados de clase media le dan menos importancia a tener un contrato laboral indefinido.

Los colombianos de clase media son menos parroquiales y más abiertos al mundo. Privilegian más viajar y proteger el medioambiente que tener un trabajo estable. Aunque la religiosidad es un aspecto muy importante, en comparación con las otras clases, la clase media se mueve hacia una visión más secular del mundo. Estas familias valoran más la ciencia y el uso de la tecnología en su vida.

LOS COLOMBIANOS DE CLASE MEDIA SON MENOS PARROQUIALES Y MÁS ABIERTOS AL MUNDO. PRIVILEGIAN MÁS VIAJAR Y PROTEGER EL MEDIOAMBIENTE QUE TENER UN TRABAJO ESTABLE

Entre la angustia y la esperanza

Entre todos los participantes de este estudio los más conectados son quienes pertenecen a la clase media, y usan internet en mayor medida para informarse de lo que pasa en el país y el mundo. Para ello usan, sobre todo, el teléfono móvil (67 %) y los noticieros de televisión (66 %).

En suma, la colombiana es una clase media que piensa en la realización personal y viajar, la educación de sus hijos y tener nuevas experiencias son prioridades en su vida. Valora la democracia, pero es conservadora; no pertenece a organizaciones y se moviliza poco en defensa de causas colectivas, así como en acciones directas.

La clase media es el actor y el recurso social más valioso que tiene Colombia para enfrentar el proceso de modernización y desarrollo en un mundo dividido y marcado por retos complejos en materia social, económica y ambiental, pues tiene las siguientes virtudes: abraza los valores clave para fortalecer la economía, las instituciones democráticas y el capital social; valora y está dispuesta a contribuir con un orden más humano, prosocial, justo, conectado y sostenible; por sus atributos, se perfila como la guardiana de una economía social y emprendedora en que el trabajo es un valor fundamental, la paz es una condición necesaria, el imperio de la ley y la honestidad son sagrados y sus aspiraciones están en sintonía con una sociedad abierta, equitativa, inclusiva, democrática y sostenible.

De manera que, aunque es vulnerable y frágil, pues su inseguridad material es alta, la clase media colombiana es la candidata ideal para ser la guardiana del desarrollo sostenible, la democracia y de un orden justo y pacífico.

¿Cómo pueden aplicarse los resultados de este estudio al ajuste de programas y estrategias? Para ser pertinentes y efectivos, los programas dirigidos a la clase media se benefician de ser sensibles a un conjunto de aspiraciones cada vez más progresistas y autoexpresivas en lo social, pero aún restringidas por ingresos y condiciones materiales más similares a los de la clase baja. Asegurar las fuentes de seguridad existencial es tarea fundamental para el fortalecimiento y sostenibilidad de la clase media colombiana.

Entendiendo que la oferta de servicios debe alinearse con expectativas crecientes sobre lo que puede ser la vida, pero atendiendo a las limitaciones evidentes que recaen sobre la clase media y la hacen más vulnerable y frágil, la oferta de servicios para la clase media se puede fortalecer ofreciendo herramientas para la vida, la planeación y la toma de decisiones, así como la generación de nuevas habilidades para tener liderazgo y manejar de forma asertiva y positiva las relaciones de pareja, familiares y laborales.

En lo técnico, sugerimos basar las intervenciones en evidencia y desarrollarlas con sistemas de medición, monitoreo y evaluación que permitan tener observaciones longitudinales para entender las complejidades de un conjunto poblacional que no es homogéneo, y tiene múltiples fuentes de estrés.

En lo programático, la oferta para la clase media debe ser diferenciada, debe estar centrada en observar impacto y debe responder con recursos, información pertinente, habilidades y experiencias orientadas al desarrollo de capacidades y la consolidación de la autonomía material. Un esfuerzo innovador y pertinente puede ser priorizar recursos que se inviertan en herramientas que transformen la regulación emocional, las creencias, el tipo de normas y los comportamientos. Todo esto ayudaría a familias de clase media a ampliar y cumplir con sus aspiraciones.

Un camino clave puede ser fomentar el empoderamiento de una clase que se muestra reticente a la acción colectiva mediante procesos informativos que faciliten e incentiven el ejercicio de la ciudadanía democrática para domesticar e influenciar el entorno y la vida colectiva, que siente tan fuera de su control. En ese sentido, fomentar la prosocialidad, la asociatividad y la agencia en las personas, las familias y las comunidades es un paso fundamental.

Lo que más tranquilidad deja es no solo que las personas de clase media tengan valores, comportamientos y percepciones alineadas con lo que está pasando en el mundo, y que muestran tener la capacidad de dejar algunas de sus tradiciones y costumbres para buscar una mejor calidad de vida; es sobre todo que ocho de cada diez encuestados se declaran parte de este grupo, cosa que lo muestra más grande en las estadísticas oficiales. Esto demuestra que si bien algunas de esas personas no son “técnicamente de clase media”, ya sienten que lo son y comienzan a comportarse de esa manera. Esto es un enorme motor de cambio para el país que va más allá de los gobiernos y que forma parte de la “revolución silenciosa” que Ronald Inglehart, precursor de la EMV, detectó en otros países del mundo.

Todas las infografías son de @MIGUELSANCHEZ.CO